Fiel al estilo de cada uno, los peloteos fueron una excepción. El famoso palo y palo dijo presente en Japón, con Juan Martín Del Potro de un lado y Milos Raonic del otro. Pero quien se llevó el duelo fue el argentino, que logró sacar una luz de ventaja y se quedó con la final del ATP 500 de Tokio por 7-6(5) y 7-5, en una hora y cuarenta y cinco minutos. Así, el tandilense logró el 16° título de su carrera.
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