Posee mayores recursos técnicos y físicos que en 2009, su mejor año, y sueña con otro gran golpe en el que viene

Con frecuencia, y para ponderar el nivel de
Juan Martín del Potro tras un gran partido o durante el balance de un torneo exitoso, se suele recurrir, casi caprichosamente, a comparaciones con la versión 2009 del tenista; es la opción más sencilla, claro, ya que ese año tocó el cielo deportivo con las manos al conquistar el Abierto de los Estados Unidos, uno de los cuatro Grand Slams. La referencia es, quizá, lógica, teniendo en cuenta que aquella vez se observó la mayor expresión del tandilense, lanzando fuegos artificiales con la raqueta. Sin embargo, poco más de cuatro años después, luce como un jugador distinto, tanto en la condición física como en la aptitud tenística y la fortaleza psicológica. Hay diferencias. Sí existe una coincidencia entre el actual Del Potro y el de fines de 2009: aquél, después del zarpazo en Nueva York, llegó al cuarto escalón del ranking y comenzó 2010 con el sueño del número 1, rápidamente frustrado por una cirugía en la muñeca derecha. El Del Potro de hoy, que pasado mañana viajará a Australia para iniciar el calendario 2014 en el ATP 250 de Sydney, tiene las mismas expectativas luego de un cierre de temporada explosivo, en el que tuvo chances de llegar al número 3. Hoy y ayer, idénticas ilusiones, con distintos recursos y otra madurez.
Vale la pena disgregar los valores físicos y tenísticos del jugador entrenado por Franco Davin para entender qué cantidad de modificaciones absorbió. Es verdad que hoy, a los 25 años, no luce el desparpajo ni la "inconsciencia" juvenil de sus 20, con todo el grado de espontaneidad que ello atesora. Hoy, con 428 partidos de categoría ATP en el cuerpo, a nivel estratégico está aplomado, sabe leer más los partidos y jugar de distintos modos en un mismo match, aunque se siente cómodo desde el fondo de la cancha y no sale de allí cuando no se halla con la confianza plena.
¿Qué golpes incorporó en estos años? El drop. También el revés con slice, aunque en principio lo hizo obligado por la lesión en la muñeca izquierda que le impedía pegar a dos manos con potencia. Ambos terminaron siendo recursos que lo benefician para cambiar los ritmos.
Hizo arreglos en los movimientos del saque. Hoy lanza la pelota un poco más adelante que en 2009, con lo que adquiere mayor impulso, más envión en el momento del impacto. También empezó a probar saques con distintos efectos y no solamente planos. De 2009 a 2013, sobre casi la misma cantidad de partidos (70 hace cuatro temporadas y 67 en la que pasó) aumentó los porcentajes correspondientes al saque: en primer servicio (65% a 62%), en puntos ganados con el primero (75 a 74) y segundo saque (54 a 53), en puntos de quiebre salvados (66 a 65) y en juegos de servicio ganados (86 a 84).
La volea es un arma que el número 5 del mundo debe mejorar o utilizar con mayor asiduidad. Sobre todo para no prolongar los peloteos que pueden desgastarlo más de la cuenta y que podrían definirse antes, especialmente después de algunos de sus fulminantes latigazos de drive. Desde hace tiempo que Del Potro está ensayando distintos ejercicios en la red; incluso durante la actual pretemporada en Buenos Aires lo hizo y desde diferentes posiciones del court. Pero hay una situación que resultó un obstáculo: a partir de la cirugía en la muñeca, el diagnóstico médico indicó que debería proteger la zona de manera extra. Es decir que quedó un poco relegada la volea, ya que los ejercicios para mejorarla requieren un mayor esfuerzo en esa zona tan frágil del tandilense. La confianza también pesa y lo productivo es que el propio Del Potro reconoce que debe utilizar la volea ante los que están por encima de él.
El Del Potro de hoy no es el mismo que el de 2009 tampoco sobre césped. No se asemejan en nada. La Torre mejoró allí notablemente; de hecho, ganó la medalla de bronce en el All England en los Juegos Olímpicos de Londres y fue semifinalista de Wimbledon hace tan sólo unos meses.
Atléticamente se aprecian claras distancias entre uno y otro. El jugador que conquistó Flushing Meadows era más espigado, tenía menos masa muscular que el actual (hay una diferencia de 3 a 4 kilos), que está mucho más "armado". Del Potro, que es preparado físicamente por Martiniano Orazi (jugó al rugby en la preintermedia de Banco Nación y trabajó en el Cenard con Alberto Osete, el ex PF de Sabatini), aumentó su resistencia y capacidad aeróbica. Tiene una mejor calidad de desplazamientos, apertura de piernas y estabilidad para golpear. Por ejemplo, antes el tandilense pegaba un tiro a la carrera y derrapaba; hoy no. Tras tareas en el tren inferior y la zona media, logró fortalecer gemelos, cuádriceps y glúteos que le permiten pegar, frenar la carrera, mantener el equilibrio y regresar pronto al centro de la cancha.
Luego de un seguimiento detallado de su equipo, con el tiempo, Juan Martín pudo corregir la posición del cuerpo. Antes y por cuestiones lógicas de su gran altura (casi dos metros), Del Potro lucía encorvado, con los hombros vencidos y el mentón algo caído. Esas imperfecciones le generaban problemas y dolores en la espalda y la columna. En la actualidad, tiene un cuerpo más en armonía, una postura más recta. En líneas generales, está mucho más simétrico y logró tonificar el tronco. Es mucho más estable que antes y su capacidad de recuperación, de un partido a otro, o de un torneo a otro, también es superior a la de 2009.
Del Potro tiene una estructura ósea distinta a la de Novak Djokovic o David Ferrer, jugadores mucho más "livianos", por citar sólo dos competidores. Y sería inadecuado esperar que el argentino tuviera el mismo patrón de juego que ellos. Asienta sus acciones en el poderío físico, en la potencia, y por ello es fundamental el trabajo de pretemporada. Y la que comenzó el 2 de este mes y terminará en estas horas fue ideal, porque se entrenó casi sin molestias, de seis a siete horas diarias y sin suspensiones de tenis y físico por la lluvia. Además, a diferencia de diciembre de 2012 y principios de 2013 (con Federer en Tigre, Andy Roddick en Junín y Punta del Este, más Kooyong en Australia), en esta oportunidad sólo participó de dos exhibiciones.
Después de jugar en Sydney encarará el Australian Open, el primer grande del año, donde tendrá una buena oportunidad para sumar puntos, ya que este año se despidió en la 3a rueda y sólo deberá defender 90 puntos. El tandilense tiene 5255 puntos en el ranking, 535 menos que Andy Murray, el 4°, que deberá defender en Melbourne 1200 puntos de la final pasada, y 545 menos que Ferrer, el 3°, que acumula 720 unidades de las semifinales 2013. Es decir que el argentino tendrá una buena chance de salir todavía mejor cimentado de Australia.
Da la sensación, no sólo por los números sino también por lo deportivo, que Del Potro hoy es superior a los que están por debajo de él en el top 10 (Federer es una incógnita). Él mismo puso la vara alta y parece tener recursos para sobrevivir allí. Claro que le falta mayor regularidad en los Grand Slams y en los Masters 1000, aunque en esta categoría mejoró durante 2013, llegando a las finales de Indian Wells (dejando en el camino a Murray y a Djokovic) y Shanghai (le ganó a Rafael Nadal en las semifinales). Además, tendrá una buena oportunidad de sumar puntos en la gira sobre polvo de ladrillo 2014, ya que este año sólo actuó en Roma y en Montecarlo y perdió en 3a rueda (por un virus no jugó Roland Garros). De 2009 a 2014, Del Potro es otro jugador. Pero atesora las misma ilusiones. Y no hay rival que no lo observe como una amenaza.