El juvenil representa una de las mayores esperanzas del club de Núñez y sabe que debe alcanzar regularidad en su juego
Cuando se le acerca la tapa de LA NACION Deportiva que lo tiene como exclusivo protagonista del último superclásico,
Manuel Lanzini la observa durante unos segundos. "Ojalá se repitan. nada deseo más que consolidarme con esta camiseta. Lograr cosas importantes", comenta el jugador nacido en San Antonio de Padua y que el 15 de febrero cumplirá 21 años. A pesar de su corta edad, hace tiempo que en
River se espera por un resplandor más sostenido y por eso es un comienzo de año diferente para él. Con las obligaciones de siempre, arropado por los hinchas millonarios, aunque impulsado a ser el referente creativo de un equipo que ansía por la recuperación y por un título.
Desde el primer día de trabajo del año en el Monumental, en las jornadas de triple turno de la pretemporada en Tandil, y en estos días, los diálogos entre Emiliano Díaz (ayudante de campo) y Lanzini son una postal constante. El objetivo es recuperar al portador de la camiseta N° 10, una de las figuras del equipo en el primer semestre de 2013, cuando River fue subcampeón y el enganche -ahora devenido en puntero izquierdo- fue goleador del equipo. Con esos antecedentes concretos, Ramón Díaz piensa en él como una de las bases para recuperar el juego del equipo. Por lo que todavía no mostró y por lo que mostró con más sutileza. Sus compañeros, el cuerpo técnico y los dirigentes dan cuenta de que cuando se ve jugar a Lanzini se nota a un futbolista con presente y futuro, a un jugador con cualidades que otros no tienen en este fútbol en busca de luces. Se tira atrás, es punzante, tiene concepto y panorama, patea con precisión, es rápido, encarador. Y da la sensación, la ilusión, de que también puede ser sinónimo de gol.
En una mañana lluviosa de enero, contemplando el agua que cae desde uno de las ventanales del Monumental, recibe los pedidos de los pocos socios que deambulan por el anillo del estadio. Hay cámaras. Flashes. Teléfonos móviles que lo filman. Aunque se desconozca cuál será el broche deportivo, sí se puede anticipar de que en él se concentran las mayores esperanzas millonarias.
-¿Qué tiene de distinta esta pretemporada con respecto a las anteriores que hiciste en el club?
-Entreno con la misma obligación de siempre, pero con la ansiedad de poder sentirme más consolidado, ensamblado al juego del equipo. Con los nervios por querer demostrar, pero siempre tranquilo, sabiendo que uno tiene condiciones para hacer sonreír a la gente de River.
-Tanto River como Boca se tomaron estos clásicos de verano con la misma intensidad y pusieron lo mejor que tienen, ¿cómo los viviste?
-Para mí, los clásicos son todos importantes, por los puntos o amistosos, los juego con mucha intensidad. Es un clásico muy importante y trato de salir a jugarlos con mente ganadora. Se vio que River salió a jugarlo con todo. Me tocó convertirle a Boca en dos partidos. El de la Bombonera, que fue el más lindo de mi carrera [1-1 en el Final 2013], y el de Córdoba que también se dio después de una gran jugada. Hacerle goles a Boca se disfruta de otra manera, ya pude experimentarlo y espero poder hacerlo por mucho más tiempo. Ojalá pudiese jugar todos los superclásicos, siempre que el técnico lo disponga quiero estar.
-Se festejan diferente los clásicos, pero el último lo tomaron como un desahogo, ¿resultó un triunfo especial?
-Nosotros sabemos que tenemos que revertir lo que pasó en el semestre pasado. Tenemos jugadores como para pelear por cosas importantes. Por suerte, nada menos que contra Boca, se pudo tener el funcionamiento y el resultado que pretendíamos. Por eso festejamos de la manera que lo hicimos. Contra Boca, los triunfos hay que festejarlos con todo. Sabemos que no podemos relajarnos sólo por ganar un superclásico. Tenemos que buscar ser mejores.
-¿Qué tiene que hacer River para consolidar lo que se hizo en el primer tiempo con Boca?
-Trabajar y afianzar su juego. El grupo me parece que está como para pelear por un título. Lo siento. Pero hay que demostrarlo en todos los partidos. Con esfuerzo y ritmo de juego podremos consolidar una idea. Con mentalidad positiva, todo puede cambiar.
-La idea original de Ramón es ponerte en el frente de ataque junto con Teo y Cavenaghi, ¿cómo te sentiste en el primer partido?
-Por lo que puedo notar en las prácticas y en los partidos, podemos hacer un lindo campeonato. Es la idea. La convivencia con ellos es muy buena y aprendo mucho compartiendo entrenamientos y horas de concentración con ellos. Nos estamos preparando para que todos nos complementemos bien. El otro día Fer [Cavenaghi] no pudo jugar y sin embargo el que entró [Menseguez] hizo que no se notara la ausencia.
-Ramón te está poniendo casi de puntero izquierdo, ¿cómo lo estás asimilando?
-Más allá del sistema o de la posición en la que me ponga, tengo que saber mantener el protagonismo. Ramón me está poniendo de punta y la verdad es que me siento cómodo, con libertad y con muchos espacios. Es una posición nueva para mí, pero me tengo que acostumbrar. Lo trabajamos mucho en esta pretemporada y de a poco voy a conocer más la posición.
-¿Cuál es la explicación de tu baja individual en el semestre pasado?
-Perdí protagonismo. Ahora me propuse tener regularidad, porque si no la logro no podré ser el Lanzini que River necesita. Ramón siempre me dice que tengo que hacerme cargo de la pelota, de pedirla permanentemente. Tengo que ayudar más al equipo. Si logro hacerlo en forma más sostenida, creo que podré responder a las expectativas que hay depositadas en mí. Cambiar la mentalidad con respecto al año pasado es algo primordial que se puso el plantel en su cabeza. Hay material humano para lograrlo y para mejorar la campaña pasada.