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domingo, 5 de enero de 2014

Santiago Silva: "Precisaba esta calma, pensar sólo en jugar"

Campeón de la Copa Sudamericana con Lanús, el uruguayo analiza el presente y el pasado


Santiago Silva es capaz de definir el partido con una exquisitez o de defender la pelota con furia, con un topetazo al que apenas le falta el soplido del toro. Parece un tipo duro, demasiado serio. Son los rasgos que, para él, forman parte del ineludible profesionalismo. Puertas adentro, con los suyos, compañeros y familia, será otra cosa. Su cumpleaños N° 33, el 9 de diciembre, fue el preludio de otro festejo grande: la Copa Sudamericana , con Lanús. Seis meses antes se había ido de Boca, donde, aunque no lo admita, el sopor le había empañado la mirada.
-¿Cómo evaluaste todo lo que pasó en tan poco tiempo?
-Fue histórico para Lanús. Muy bueno. Se demostró que, a largo plazo y cuando se trabaja bien, llegan las cosas buenas.
-¿Y en lo personal?
-También fue muy bueno, como ya me pasó en otros equipos. Estoy contento, respirando aire en una institución que me abrió las puertas. Lo disfruté mucho.
-¿Necesitabas oxígeno?
-Precisaba calma: pensar sólo en jugar. Hoy me pasa eso y estoy bien, contento, viviendo cosas importantes y muy metido en este proceso.
-Parece que ahora gritás los goles con menos bronca, más suelto. ¿Es por esa tranquilidad?
-Para nada. Son momentos. Siempre grité los goles igual en todos lados. No es por nada en especial.
-¿Cómo te sentís con otros dos atacantes?
-Bien, bien. Es la primera vez que me siento así con tres delanteros. Se dio la forma del equipo. En Vélez no fue tan bien. Hoy, por el estilo de equipo, va muy bien, excelente.
-¿Te gustaría jugar en el centro del área? A veces se te ve lejos...
-Sí, pero soy consciente de que, tal vez, soy el que lleva las marcas o el que está con los dos centrales. Tengo que salir para que tengan oportunidades los puntas que van por afuera.
-¿Lanús va en la ruta de Vélez?
-Creo que sí. Ganando espacio, títulos... se abren lugares para que crezcan las instituciones.
-¿Se puede crecer sin títulos?
-Sí, pero no lo nota nadie. Es bueno ir creciendo como lo está haciendo Lanús. Eso le da valor y prestigio a la institución, a los jugadores, al cuerpo técnico. Todo va de la mano.
-Pasaste por muchos clubes. ¿Te habría gustado estar más años en el mismo?
-No me interesa. Lo vivo de esa manera. Sí hubiese estado cuatro o cinco años en Italia, pero no me adapté. Hoy soy valorado acá y muy bien considerado en la Argentina.
-¿Qué harás cuando te retires?
-No lo pensé. Primero, disfrutar mi familia a pleno, como no pude por ahora. La disfruto, pero no al ciento por ciento por las concentraciones, los viajes... Poder llevar a tu hija a la escuela, simplemente eso, es importante y hoy no lo puedo hacer.
-¿ Sos obsesivo con el fútbol?
-Lo soy en el club y en la cancha. En mi casa, no. No veo nada. No existe el fútbol en mi casa. El poco tiempo lo disfruto con mi familia.
-¿Cómo es un día sin goles?
-Y, según el resultado y como haya sido el partido. Si no tengo ninguna chance, nada. Si erro alguno, puede ser que lo supere en el partido y pasa. No me quedo con el gol errado. Son más los que hice que los que erré.
-¿Te ayudó haber llegado con Acosta y Somoza?
-Claro que sí. Estuvimos juntos en Boca, pero también conocí un gran grupo acá, con mucha humildad, con ganas de ganar prestigio.
-¿Cómo tomaste el reconocimiento de la gente?
-No me fue indiferente. Por haber jugado en el rival histórico de Lanús? Llegué para hacer lo mío, como en todos lados, y hablo de ser profesional? Lo vivo así y, en este caso por Lanús, dejo el alma para que nos salgan las cosas. En mi caso es hacer goles y, si me tengo que tirar de cabeza, me tiro... Es mi forma. Fue lindo haber escuchado "uruguayo, uruguayo" porque a uno quiere colmar a la gente.
-¿De quién eras hincha de chico?
-De Nacional. Mis padres me hicieron hincha de Nacional y después me tocó estar ahí. Pero sin fanatismo.
-¿ Entendés al simpatizante?
-Ciertas cosas, sí. Ciertas, no.
-¿Cuáles no?
-Detrás de una institución hay una persona jugando con mil problemas, como el hincha. La gente y el jugador quieren que las cosas salgan bien. Pero, a veces, no salen. Es la ley de la vida. Por ahí un hincha tuvo una mala tarde en el trabajo y un jugador puede tener una mala tarde. No somos máquinas. El fanatismo, a veces, se pasa al otro extremo, que es el ego, la agresión, tanto verbal como física. A veces, se confunde con el odio. Hay mucha violencia.
-¿Cómo canaliza la bronca un futbolista?
-Como una persona normal. Al otro día yendo a trabajar de la misma forma, con la mejor cara, intentando revertir la situación.

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